Si existiese un hipotético calendario formativo sería claramente el año del e-learning. ¿Es justificado este entusiasmo o será una secuela más de la de la crisis y de modas pasajeras?, en otras palabras, ¿cómo se logra sacar provecho de las tecnologías para formarnos en momentos de fusiones, cambios legislativos y gran incertidumbre?
Si detrás de cada crisis hay una oportunidad, la formación ha encontrado en la tecnología 2.0 una gran aliada para conectar el conocimiento de los participantes de la organización, creando redes de valor dinámicas y flexibles.
Un destacado ejemplo es La Caixa y su Virtaula, una comunidad de aprendizaje con años de continuo desarrollo, donde los propios trabajadores son los protagonistas y autores de contenidos que se comparten y debaten de forma colaborativa.
Actualmente, la penetración de las tecnologías en la formación no se limita al uso de una plataforma. La irrupción de los smartphone y las tabletas ha potenciado la utilización de las redes para aprender cuándo, dónde y cuánto se necesite. Podemos formar a nuestros equipos en el manejo de una aplicación con recursos didácticos y tutores, controlando la gestión del proceso desde su inicio al fin, transfiriendo una visión de empresa común de cara a nuestros clientes en diferentes lugares del planeta.
¿Qué aporta la tecnología para ofrecernos hoy día? La recreación de escenarios en entornos 3D, el desarrollo de simuladores donde practicar una operación o módulos formativos para reforzar una habilidad se han extendido más allá de las fronteras de las plataformas de eLearning para llegar, a través de la red, a nuevos dispositivos. Para aclararnos repasemos algunos de los beneficios que ofrece el e-learning 2.0 a la formación corporativa:
o Control de la gestión y resultados: el uso de sistemas informáticos registra cada “paso” de los participantes, garantizando un seguimiento adecuado de cara a la aplicación de refuerzos.
o Repositorio de contenidos: espacio virtual con recursos de aprendizaje para personalizar el ritmo de estudio y crear itinerarios, adaptándose al estilo de cada participante y mejorando la retención.
o Reducción de costes: hasta un 60 % respecto a la formación presencial. Aunque es un dato relativo por la inversión inicial y debe valorarse a medio plazo.
o Comunidades de aprendizaje: las nuevas plataformas de social learning “conectan” el conocimiento implícito de los trabajadores, creando un gran repositorio virtual con recursos prácticos y útiles.
Cualquier empresa antes de invertir tiempo y dinero en formación on-line se plantea numerosas preguntas. La primera es obvia, ¿cómo nos ayuda el e-learning a que nuestros comerciales vendan más, los empleados tengan más orientación al cliente…? Pero hay muchas otras, por ejemplo:
Luis Miguel Fuentes Gutiérrez
Socio Director
In Confidence