Hoy día diferenciarse es vital para encontrar hueco en el competitivo mercado empresarial. Ya no sirve hacer las cosas bien, el cliente demanda un servicio excelente y dadas las circunstancias económicas lo requiere a un precio incluso menor. Son aquellas empresas que ofrecen productos y servicios de óptima calidad a precios competitivos las que han encontrado un nicho dentro de la actual crisis.
Es difícil encontrar directivos que pongan en duda la perfección de sus productos, pero siempre me surge una pregunta, ¿Qué los hace diferentes? La respuesta puede ser un equipo profesional cualificado, el servicio técnico, la seguridad en la entrega o una baja tasa de incidencias…pero ¿es esto una singularidad suficiente para convencer a los clientes de que somos la mejor opción?
Partamos de que las estrategias comerciales basadas exclusivamente en bajos precios son demasiado arriesgadas, ya que siempre puede surgir una multinacional que desee posicionarse o una empresa asiática que desborde el mercado con productos baratos. Además el precio no fideliza, convierte a nuestros clientes en aves de paso. Son otras características las que lo hacen cautivo y evitan que migre, otorgando una deseable estabilidad a las cuentas de nuestra compañía.
Por lo tanto volvamos a la pregunta inicial ¿Cuales son nuestros valores diferenciales? Obviemos las generalidades y el marketing vacio, si después de reflexionar hondamente no encontramos una respuesta clara deberemos actualizarnos y corregir aquello que falle, pero nunca quedarnos parados, la inactividad es en estos casos la peor decisión.
Cuando el dinero fluye con facilidad es cómodo ser un pescador de red que espera sentado a que la corriente conduzca a los clientes hacia sus negocios, pero ahora debemos movernos, buscarlos y decirles “no somos una empresa más y te lo podemos demostrar”. Es cuestión de mirar dentro y saber que nos hace especiales, convertirnos en sastres y diseñar trajes que resalten lo más esbelto de nuestras compañías.