Recientemente he colaborado en la implantación de un programa de Mentoring. Una fórmula muy utilizada en países anglosajones que va consolidándose en España. Ha sido una oportunidad realmente interesante ya que el mentoring es una magnifica forma de desarrollar el potencial de los empleados.
Hoy más que nunca es necesario contar con profesionales altamente capacitados, que se adapten a un entorno cambiante. Un camino para lograr que la formación sea especialmente efectiva es apoyarnos en la guía de profesionales veteranos, dado que su experiencia resulta insustituible.
A diferencia de los procesos de Coaching el mentor debe poseer amplia experiencia en el campo donde se encargará de introducir al tutelado. Realmente no se trata de formación estrictamente, ya que el objetivo no es enseñar sino aprender haciendo.
Lo esencial al implantar un programa de Mentoring es contar con el apoyo de la dirección y el compromiso de los implicados. También es clave atender a la comunicación de los objetivos y los resultados, siendo uno de los primeros pasos explicitar el proceso mediante un acuerdo, basado en la confianza mutua, entre mentor y tutelado.
Del mismo modo es importante que exista la figura de un coordinador (normalmente un responsable de RRHH) que estructure el proceso dentro de unos parámetros marcados previamente. El será quien sistematice la finalidad del programa y la consecución de los objetivos tanto para la empresa como para los implicados.
Se trata de un proceso aplicable no sólo a nuevos empleados sino también a trabajadores susceptibles de promocionar en un futuro próximo.
Respecto a los mentores lo habitual es que sean personas con crédito en la compañía y con vocación por compartir e inspirar a sus compañeros. El mentor designado se encarga de aconsejar y asesorar al tutelado durante un periodo determinado de tiempo. Este proceso es una fuente de crecimiento personal y profesional para ambas partes.
El mentor facilita orientación, hace preguntas que impulsen la reflexión y da ejemplo a través de la práctica, siendo el tutorizado quien aprende a pensar por sí mismo.
Por su parte el tutelado encuentra un modelo personalizado que enriquece su visión y desarrolla su potencial. El mismo define de manera autónoma sus necesidades sin un guión establecido, aprendiendo a través de la observación de los comportamientos del mentor.
No siempre es fácil compartir los conocimientos adquiridos durante años de trabajo y enseñar implica un gran esfuerzo por lo que hay que valorar que el mentor sea gratificado por la inversión de tiempo y energía que ha realizado (aunque no sea económicamente). Los beneficios para la empresa son numerosos:
En una época como la actual donde los trabajos para toda la vida no son moneda corriente el mentoring es una gran herramienta para retener el talento y asegurar que el conocimiento de la compañía no se escapa de la empresa al marcharse un profesional.