Es probable que hayas escuchado alguna vez la frase “Antes era más fácil encontrar trabajo”.
Dejando a un lado la crisis económica y la medidas gubernamentales llevadas a cabo a lo largo de estos años, que pueden haber mermado o facilitado la búsqueda de empleo en mayor o menor medida, la afirmación anterior es cierta.
Sin entrar en las heterogéneas situaciones sociales que se vivían antes en comparación al escenario contemporáneo, podemos determinar que un factor decisivo del gran contraste actual está en la formación, en su acceso, en el número de titulados con estudios profesionales superiores. En resumen, la diferencia está en la competencia. Y ahora, el grado de competencia a la que se enfrenta un inexperto titulado universitario cuando busca trabajo, es muy alto.
Una parte sustancial de nuestros mayores tenía estudios de nivel bajo o medio, pero alcanzo puestos relevantes jerárquicamente que hoy en día serían impensables de lograr con la misma formación. El ingreso a la universidad era complicado, y en muchos casos inaccesible para quienes lo anhelaban, en gran medida por cuestiones económicas. Solo las familias más acomodadas enviaban a sus hijos a estudiar una carrera. Para sustentar estas afirmaciones con datos, se puede localizar fácilmente que durante el año académico de 1959-1960 hubo un total de 170.600 matriculados universitarios. (Datos obtenidos del INJUVE, Ministerio de Educación y Formación Profesional)
Volviendo a la situación actual, podemos comprobar que cerca de 1.500.000 estudiantes acceden cada año a estudios universitarios, tanto de Grado como de Máster (Datos y Cifras del Sistema Universitario Español. Curso 2015-2016. Ministerio de Educación y Formación Profesional)
Lo que se infiere a través de estos datos es una realidad compleja, que refleja la dificultad de lanzarse al mercado laboral y encontrar el trabajo deseado, tras haber obtenido una titulación con gran esfuerzo académico del alumno y en muchos casos también económico por parte de las familias, pero que no supondrá un valor diferencial, debido al alto nivel de competitividad para acceder a las empresas.
De la misma manera que para muchos es complejo encontrar un empleo que se ajuste a sus aspiraciones, lo mismo ocurre a la hora de solicitar un ascenso.
Es probable que cumplas los requisitos para ser ascendido por tu experiencia en la empresa, tus conocimientos sobre el funcionamiento interno o tu relación con los jefes. Pero si quieres mostrar aún más interés en alcanzar ese puesto quizás debas pensar en involucrarte en una nueva formación empresarial que te diferencie. Eso aumentará las posibilidades a la hora de conseguirlo y, sobre todo, te permitirá competir en igualdad de condiciones con las nuevas generaciones, adquiriendo las habilidades que demandan las empresas hoy día. Vivimos un presente donde reciclarse profesionalmente es una cuestión de supervivencia laboral.
Por todo lo anterior, si te encuentras en alguna de estas situaciones, ¿no crees que ahora es el momento de apostar por ti mismo y mejorar tu formación?
Lidia Pérez Mingo
Técnico de formación y desarrollo / In Confidence