Mirando moscas en la pantalla
De igual modo que un niño no aprende por muchas horas que pase delante de un pupitre mientras su imaginación fantasea, tampoco un trabajador generará un trabajo eficaz si su mente deambula por la oficina ansiando la hora de salir de un trabajo que percibe como dañino. Como ya sabemos el tiempo dedicado a una tarea no siempre es sinónimo de la calidad del producto final que obtenemos.
Es hora de cambiar la cultura presencial, donde aquel que más horas pasa en su puesto recibe todas las alabanzas, por una evaluación objetiva de los empleados. Desde la propia Directiva de la empresa y apoyándose en los Responsables de RRHH se debe premiar la iniciativa, el cumplimiento de las tareas y el compromiso con la organización, frente a la simple presencia física en el puesto que no aporte valor. Pero esta labor recae no solo en los empresarios sino también en los trabajadores, dado que muchos deben hacer un ejercicio de reflexión para comprender que actualmente se requieren nuevas actitudes para mantener un puesto.
Acudir a nuestro trabajo no debe ser solamente una obligación por la que es necesario pasar para lograr el salario que nos permite subsistir, sino que puede convertirse también en una fuente de satisfacción personal. Por supuesto este cambio no es sencillo, hay que facilitar a trabajadores y sus responsables herramientas para conseguirlo, transformar sus percepciones e implementar nuevos modelos de liderazgo, pero cuando se logra los resultados tanto para la organización como para las personas que allí trabajan son ciertamente positivos.
